Entradas
Nancy V. Rodríguez Treviño
Problemas, problemas y problemas, es el tema que se escucha en la mesa de junto del café, en la sala de espera del médico, en el reducido espacio del colectivo, en las banquetas al transitar las personas, en los periódicos, en la radio, en la televisión, en internet, en las revistas, en los libros de texto, en el Congreso del Estado, en las convenciones internacionales, en los foros de medio ambiente, en las galerías de arte, en los supermercados…
Un día, en mi adolescencia plena, escuché a un adulto decir “donde hay gente, hay problemas”, la frase me dejó pensando, y como todo adolescente, quise desbaratar su regla en mi cabeza con alguna situación, la cual me fue difícil encontrar, recorrí una y otra situación y me encontré con un file not found, escrito en mi cerebro.
En el mundo contemporáneo se suscita un fenómeno interesante en cuanto a las dinámicas de familia, si es que es válido contemplar el concepto como tal sin meternos en la precisión semántica del mismo, se trata de un individualismo radical que ha cauterizado la conciencia de la necesidad social inminente que el ser humano tiene por naturaleza.
Hoy muchas familias, “funcionan” cada uno por su cuenta, no hay interacción, los medios de comunicación , las nuevas dinámicas de trabajo y diversión, los problemas que suscita la interacción familiar , etc. han hecho que prefiramos esta adopción de estilo de vida que a su vez causa más problemas en las familias y por ende en la sociedad.
Hoy en día tenemos un sin número de patrones de familia muy singulares en las que sería imposible encasillar a la “típica familia mexicana”, como muchas películas mexicanas en su tiempo la pintaron frente al mundo, como los medios de comunicación lo han hecho, etc.. porque si bien es cierto que existen problemas sociales graves provocados por factores como machismo, feminismo, drogadicción, alcoholismo, pandillerismo, vagancia, ociosidad, etc., también es cierto que las familias tienen su propia problemática junto con la forma en que vislumbran o no la solución a ella. Una serie de factores entremezclados dentro de contextos distintos componen la diversidad de patrones de familias que hacen imposible sugerir fórmulas para “componer” a la familia mexicana.
Entonces, bajo esta perspectiva un tanto cuanto pesimista, convierte a la solución en una utopía por lo que regresamos al punto de partida donde las cosas pasan y las dejamos pasar, sin embargo, a pesar de que es una pragmática resolución, no es la adecuada porque tienen que existir caminos que nos lleven a una reestructuración social desde el rincón más particular de la individual voluntad humana.
Los seres humanos como entes enteramente sociales, nos hemos acabado en buscar la paz a través de la guerra, en corregir al otro sin aceptar ser corregidos, en desear que todo nuestro entorno cambie para vivir el cambio, en pensar soluciones, en armar proyectos, en crear leyes y reglas para todos y a su vez crear caminos para evadirlos, pregunto ¿de qué se trata este juego?
El cambio no se logra desde el otro, se origina desde el yo, y mientras no tengamos esta conciencia no social sino individual construiremos la mejor conciencia social a través de la suma de conciencias individuales que pasan por ese proceso de transformación individual permanente, voluntaria y activa que cambiará vidas, familias, comunidades y sociedades.
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su Justicia y todo lo demás vendrá por añadidura” Mt 6:33
